MIAMI, nhr.com—Todo luce como si la orden fue traida desde Cuba por el Arzobispo Thomas Wenski tras reunirse éste con el Cardenal cubano, Jaime Ortega: “Radio Paz tenia que terminar sus transmisiones desde Miami, porque RADIO PAZ no podía ser una Radio Mambí Católica.”
Al regresar de la isla, el Arzobispo de la Arquidiócesis de Miami, Thomas Wenski, comenzó a realizar sus cambios, y muy calladamente, contactó a la dirigencia de EWTN Radio, que es la Voz Nacional de la Iglesia Católica, y esperó a que pasara la Navidad para presentarle el regalo del despido masivo a empleados de Radio Paz.
Fueron 17 los que quedaron en la calle, pero lo peor es que ahora esa trinchera de los católicos en contra del régimen comunista, al parecer no será la misma, pués después de 20 años transmitiendo para la población hispanoparlante del sur de la Florida, asi como para audiencia de países de Latinoamérica, se queda con sólo 6 empleados encargados de poner al aire el contenido de la cadena nacional EWTN por lo menos durante 11 horas al día. Según voces de los medios comunictivos, la nueva programación marcará el final de la emisora que dicen cuenta con la lealtad de más de 70.000 oyentes.
A las alegaciones de poca entrada de ingresos, le salen al paso aquellos que no lo creen, señalando éstos que como consecuencia de la actitud que la Iglesia Católica ha seguido en Cuba, cada día han sido más los cubanos que buscan refugio en otras iglesias, y que ahora con la decisión tomada con Radio Paz, el Arzobispo Wenski, lejos de parar esa fuga de cubanos, la alienta.
Para luchar contra esta postura de la Iglesia Católica que aparenta seguir sugerencias de La Habana, la política aconsejable sería la de tocarle donde más le duele: el “cepillo” que se pasa en cada misa. Cuando las donaciones aminoren, la Arquidiócesis se dará cuenta del mal que hace la Iglesia católica poniéndose al lado de quien reprime, encarcela y mata de hambre a los cubanos.
Cada católico debe continuar con su fe, debe seguir asistiendo a sus parroquias, debe seguir realizando su vida católica como siempre, pero castigando a la Arquidiócesis con sus donaciones. ¡DÍGALE NO AL CEPILLO!