MIAMI 23 DE OCTUBRE DE 2015, nhr.com—Hillary Clinton mintió a los estadounidenses y ordenó a los funcionarios bajo su mando a mentir en los programas de noticias de los domingos, sobre el ataque al consulado estadounidense en Bengazi.
Esto salió a relucir en el interrogatorio hecho a la ex secretaria de estado Hillary Clinton donde se dio a conocer la existencia de dos correos electrónicos enviados el mismo día de los ataques a familiares de ella.
“Se trata de un ataque terrorista de un grupo similar a Al Qaeda”, escribió Clinton, otro enviado al Primer Ministro de Libia señala lo mismo.
Hillary quedo desconcertada, al darse a la publicidad esos correos electrónicos que desmiente su versión inicial de que los ataques habían sido provocados por un video contra la religión musulmana.
“Mientras usted le decía la verdad a sus familiares, le mentía al pueblo americano”, le decía el representante por Ohio, Jim Jordan.
Clinton también rehuyó las críticas de que no estaba al corriente de la situación en Libia. “Sabía lo que estaba pasando”, subrayó.
Preguntada por sus correos electrónicos sobre Bengasi, esgrimió que la “mayoría” de su trabajo no lo desarrollaba por correo electrónico sino en encuentros en persona o llamadas por líneas telefónicas seguras.
Ante las críticas republicanas sobre la respuesta titubeante del Gobierno tras el atentado, Clinton replicó: “Hicimos lo mejor que pudimos con la información que teníamos en ese momento”.
La ex secretaria evitó entrar en la batalla política. “Pese a todas las investigaciones previas y toda la charla sobre las agendas partidistas, estoy aquí para honrar a aquellos que perdimos y hacer lo que pueda para ayudar a aquellos que aún nos sirven”, dijo al inicio de su comparecencia, alrededor de las 10 de la mañana en Washington.
La ex secretaria de Estado Hillary Clinton asumió este jueves, ante el Congreso, su responsabilidad en el ataque al consulado estadounidense en Bengasi , Libia, en el 2012.
“Yo asumo mi responsabilidad por lo que ocurrió en Bengasi”, manifestó Clinton, en referencia al ataque que causó la muerte del embajador estadounidense en Libia, Chris Stevens, otro diplomático y dos miembros de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) que ofrecían protección al consulado.
La frase resonó como una campana en la audiencia ante el comité especial de la Cámara de Representantes del Congreso que investiga lo ocurrido.