MIAMI 17 DE JUNIO DE 2021, NHR.COM—Desde el día 21 ni turistas ni residentes de Cuba podrán usar dólares para hacer sus compras, el gobierno lo ha prohibido, “no queremos dólares”, dicen.
El sistema bancario cubano ha ideado una nueva opción para quedarse con las divisas de los turistas, que pueden adquirir, desde este martes, Tarjetas Prepago en las oficinas de Cadeca de Varadero y Cayo Coco.
Las tarjetas, de 200, 500 y 1.000 dólares, son únicamente para viajeros no residentes, que podrán comprarlas presentando su pasaporte y depositando en efectivo el importe más una comisión de cinco dólares, solo hasta el día 20. Posteriormente deberán hacerlo en cualquier otra divisa de las aceptadas en el país.
Las tarjetas prepago solo pueden gastarse dentro de Cuba y serán válidas durante dos años. Los viajeros podrán así comprar en las tiendas en divisas sin efectivo, aunque también pueden extraer pesos cubanos en los cajeros automáticos. Lo que no admiten son transferencias desde el exterior, ni depósitos o movimientos entre tarjetas similares u otras que operen en dólares. El saldo no gastado no es reembolsable en divisas.
El pasado viernes, el vicepresidente primero del Banco Central de Cuba (BCC), Francisco Mayobre Lence, explicó en la televisión que los viajeros que lleguen a la Isla después del 21 de junio tampoco podrán, como los nacionales, cambiar dólares en efectivo, por lo que deberán venir con una moneda diferente para cubrir sus gastos o utilizar una tarjeta internacional aceptada en el país (el embargo no permite el uso de tarjetas emitidas en Estados Unidos).
El nuevo producto podría resolver algunos de estos inconvenientes, pero cabe esperar que se produzcan otros. La medida no ha sido bien acogida por los cubanos residentes en el país, que especulan, en redes sociales y prensa oficial, con las dificultades que esto puede tener para los turistas.
“Entonces, ¿el turista que venga con dólares después del 20 de junio tiene que comérselos? ¿No puede comprar estas tarjetas? ¿Se va a obligar al turista a que venga a Cuba obligatoriamente con otra moneda distinta al USD?”, se preguntan algunos cubanos que parecen responderse ellos mismos, “Inventos cubanos, parece que se les olvidó que existe competencia en el Caribe”.
Algunos usuarios no alcanzan a imaginarse a los turistas haciendo cola en una Cadeca y creen muy posible que siga circulando un mercado negro de dólares. Mientras, otros preguntan con insistencia si, al no ser tarjetas nominales, cualquiera va a poder usarlas, una duda que pone al descubierto la aspiración de muchos a hacerse con uno de estos productos por cualquier vía.
El pasado jueves el Gobierno anunció por sorpresa que dejaría de aceptar efectivo en dólares estadounidenses. Ayer martes, la Aduana General de la República emitió un comunicado aclarando que esto afecta también al pago de aranceles y servicios de aduanas en concepto de importación en frontera, que ya solo podrán abonarse en divisas distintas a la estadounidense o mediante tarjeta.
El organismo ha pedido a los cubanos que tomen medidas para evitar molestias y cumplir con las regulaciones sin renunciar a los derechos de importación.
Cubanos y economistas debaten las razones de esta decisión de las autoridades, que argumentan tener ingentes cantidades de dólares en efectivo atascadas en los bancos por no poder operar internacionalmente con ellas. Las tiendas en divisas, que cada vez proveen más bienes, incluso básicos, a los cubanos y, al mismo tiempo, están más desabastecidas cada día, carecen de productos por la imposibilidad de comprar con todo el efectivo que recauda debido a las sanciones de EE UU, que le impiden mover el dinero, argumenta el Gobierno.
Los críticos dudan de esta argumentación y manejan otras hipótesis, juntas o combinadas, que van desde un intento de presionar al Gobierno de Biden para que relaje las sanciones a través de la presión de las familias que envían remesas hasta el lavado de dinero pasando por un intento in extremis de hacerse en tiempo récord con cuánta moneda estadounidense puedan recopilar.
Otra teoría sugiere que se trata de poner coto a la escalada del precio del dólar en el mercado informal. Las casas de cambio venden dólares a una tasa de 1 x 24 pesos cubanos, mientras en las redes ilegales ha alcanzado los 70.