MIAMI 22 DE AGOSTO DE 2022, nhr.com —La pasada semana vimos un segmento uno de los programas de MSNBC donde entrevistaban al analista político de Miami Fernando Amandi donde comparaba la lucha de estas elecciones de medio termino como un enfrentamiento entre la democracia y el fascismo.
Para la mentalidad liberal de Amandi, los republicanos somos fascistas, pero ¿sabe Fernando Amandi que quiere decir FASCISMO?, creemos que no. Claro está es la misma retorica usada por los liberales para lanzarle acusaciones al presidente Donald Trump.
De acuerdo con el diccionario fascismo es: Movimiento político y social de carácter totalitario y nacionalista fundado en Italia por Benito Mussolini después de la primera guerra mundial. “los militantes del fascismo se denominaban «camisas negras»”.
Los republicanos no somos “totalitarios ni dictadores” todo lo contrario y mucho menos nos vestimos con camisas negras, en todo caso esos son sus amigos o los que hacen el trabajo sucio para el partido demócrata llamados “Antifa”.
Donald Trump cuando decidió postularse para presidente en el 2015 entre los lemas que adopto estaba el de “Estados Unidos primero”, reflejando sus promesas de campaña en 2016 de frenar la inmigración, confrontar a una China en ascenso, renegociar acuerdos comerciales que veía perjudiciales para los trabajadores estadounidenses, y terminar “guerras interminables”. Si eso es fascismo, Amandi esta muy lejos de la verdad.
Donald Trump limitó la llegada de migrantes, la mayoría centroamericanos, algo importante y saludable para el país, debemos controlar la frontera, “un país sin fronteras no es un país” dijo.
Chocó fuertemente con Pekín, renegoció el tratado de libre comercio con México y Canadá, que lo llamo T-MEC, y no se involucró en ningún conflicto nuevo -incluso prometió acelerar la retirada de tropas de Afganistán. Eso no es fascismo.
Donald Trump ha mostrado no tener pelos en la lengua para la confrontación, ni falta de voluntad para el diálogo.
Se burló de la “estupidez” del francés Emmanuel Macron, llamó al canadiense Justin Trudeau “deshonesto” y mostró su desdén por la alemana Angela Merkel. En contraste, elogió su “química” con el norcoreano Kim Jong Un y sorprendió por su ánimo conciliador con el ruso Vladimir Putin, fueron cuatro años de paz y aumento económico.
Los ataques de Fernando Amandi a millones de americanos que creemos en Donald Trump es parte de la retorica liberal demócrata ya que obviamente la política de Trump no se ajusta en absoluto al patrón habitual de Washington”.
Pero la tentación de los liberales como Fernando Amandi y otros que hay por aquí por trazar paralelismos entre Trump y los líderes fascistas del siglo XX es comprensible. ¿Qué mejor forma de expresar el miedo, odio y desprecio que Trump genera en los liberales que compararlo con la más absoluta maldad política? Sin embargo, pocos de los que describen a Trump como fascista pueden ser considerados verdaderos expertos en la materia.
La mayoría de los verdaderos especialistas, incluyendo a los historiadores Roger Griffin, Matthew Feldman, Stanley Payne y Ruth Ben-Ghiat, concuerdan en que, sea lo que sea, Trump no es un fascista.
A pesar de toda la hostilidad de Trump hacia los países que percibe como enemigos de Estados Unidos, particularmente Irán, no hay indicios de que haya buscado la guerra con ningún poder extranjero, ni que haya estado motivado por el deseo de conquista y de crear un imperio estadounidense. En sus cuatro anios Trump se ocupó de retirar las tropas norteamericanas de sus aventuras en el exterior, desde Siria hasta Afganistán. “Estados Unidos, primero” no se remite a iniciar guerras sino a retirarse de ellas.
Por todo esto ni Donald Trump es fascista ni los republicanos tampoco y Fernando Amandi con toda esta retorica liberal pierde credibilidad, como desacreditadas son sus encuestas.
