MIAMI 3 DE JUNIO DE 2024, NHR.com—Los agentes políticos de Joe Biden seguramente han estado desde el jueves descorchando champán en la Casa Blanca por el veredicto de culpabilidad de Donald Trump.
Pero deberían estar profundamente preocupados.
La histórica condena de Trump sólo hará que sea más difícil para el equipo Biden ganarse a los votantes negros, que ya están abandonando en masa la candidatura demócrata.
Y sin el apoyo abrumador de la América negra: la campaña de Biden está arruinada.
Pregúntele a cualquier votante, independientemente de su raza, exactamente de qué ha sido declarado culpable Trump y probablemente recibirá una mirada en blanco como respuesta.
Esto se debe a que nadie, y mucho menos un ex presidente, ha sido procesado jamás por este supuesto delito.
Y, más que la mayoría de los estadounidenses negros saben cuando algo no huele legalmente podrido.
El vil legado de la esclavitud, la crueldad de Jim Crow, los horrores de los experimentos de Tuskegee y la flagrante injusticia del proyecto de ley federal contra el crimen de 1994 que desencadenó una crisis de encarcelamiento masivo, han imbuido a la cultura negra de un profundo escepticismo hacia el gran Estado.
A los negros –más encarcelados en Estados Unidos que a cualquier otra raza– no se les escapa que el sistema legal estadounidense parece tenerle también odio a Donald Trump.
Mientras tanto, Biden quiere que los negros crean que él es su salvador blanco que lucha contra un supuesto prejuicio sistemático cuando su sistema de justicia, de hecho, parece ser parte del problema.
Una encuesta del New York Times/Sienna realizada en mayo encontró que el 23 por ciento de los negros en los seis estados clave para ganar la presidencia ahora dicen que se inclinan por Trump.
Sólo el 9 por ciento de los votantes negros respaldaron a Trump en las elecciones de 2020.
Quizás igualmente sorprendente fue la escena en el Bronx a principios de este mes cuando Trump apareció para hacer campaña en el distrito azul profundo y fue recibido por miles de partidarios.
Su mensaje entonces, como siempre ha sido: Si me amas, yo te amo. Todos los estadounidenses pueden subirse al ‘Trump Train’.
Compárese eso con el acercamiento cada vez más desesperado de Biden a la comunidad negra, que consiste en poco más que hostigamiento racial y alarmismo.
“Trump es el mismo tipo que quería lanzarte gas lacrimógeno mientras protestabas pacíficamente por el asesinato de George Floyd”, dijo esta semana a un puñao reunidos en un internado para estudiantes negros.
Pronunció un discurso similar, quizás más apropiado para la edad pero igual de cobarde, a los graduados del Morehouse College a principios de este mes:
‘Es natural preguntarse si la democracia de la que oímos hablar realmente funciona para uno. ¿Qué es la democracia si matan a hombres negros en la calle? ¿Qué es la democracia si un rastro de promesas incumplidas aún deja atrás a las comunidades negras?
Pero ¿quién es exactamente el responsable de esta “democracia” ilusoria que usted describe?
Donald Trump no ha dedicado su vida a la política. Lo ha hecho, y su historial es irregular.
Los afroamericanos tampoco olvidarán pronto que Joe Biden ha mentido repetidamente sobre su papel en el movimiento de derechos civiles.
“Cuando marché en el movimiento de derechos civiles, marché con decenas de miles de personas para cambiar actitudes”, dijo Biden durante su campaña presidencial de 1987.
Meses más tarde se retractó de esas afirmaciones, abandonó la carrera y admitió haber plagiado los discursos políticos de otros y haber embellecido su currículum.
‘Yo no era un activista. Trabajé en una piscina exclusivamente para negros en el lado este de Wilmington, Delaware”, confesó Biden. ‘No estaba afuera marchando. No estuve en Selma ni en ningún otro lugar.
A lo largo de sus décadas de carrera en el Senado, Biden fue amigo de hombres que lucharon contra la abolición de la segregación, como Dixiecrat Strom Thurmond y el ex senador del Klan Robert Byrd.
Kamala Harris lo criticó por ello en el escenario del debate de las primarias demócratas de 2020.
“También trabajó con [ex senadores segregacionistas] para oponerse al transporte en autobús”, escupió Harris a Biden, haciendo referencia a su oposición al transporte en autobús obligatorio por orden federal de estudiantes minoritarios a escuelas de alto rendimiento.
Hoy, Harris está junto a Biden como su vicepresidente y se une a él para llamar a Trump un intolerante.
Eso es todo por no hablar del patrocinio del entonces senador Biden del infame proyecto de ley federal contra el crimen de 1994, que sigue siendo en gran medida responsable de la crisis de encarcelamiento masivo entre los hombres negros en Estados Unidos.
Como ex demócrata, estuve ciego a esta realidad durante décadas.
Pero lo que finalmente me hizo despertar al verdadero Joe Biden fue el momento en que fue confrontado por Charlamagne tha God durante la campaña presidencial de 2020.
“Te diré una cosa”, le dijo a Charlamagne, “si tienes problemas para determinar si estás a favor de mí o de Trump, ¡entonces no eres negro!”.
Más tarde, Biden se vio obligado a retractarse de esa declaración y decir: “Fui demasiado arrogante”. Pero su comentario frívolo quedará grabado para siempre en mi memoria.
La verdad es que Biden tiene un largo historial de utilizar la raza como cuña para dividir y manipular a los estadounidenses.
Como dicen, cuando alguien te muestra quién es, créele.
Bueno, en mi opinión, Biden ha demostrado ser un racista condescendiente que finge ser amigo de los estadounidenses negros sólo cuando llega el momento de votar.
Nada de esto quiere decir que Trump sea perfecto. No estoy de acuerdo con todas sus posiciones políticas. Y puede que no lo apoye cuando llegue noviembre.
Pero una cosa sé con certeza: no halaré la palanca a favor de Biden.
Supongo que eso significa que no soy negro.
