• Se llama Baby Lores y en La Habana lo disfrutan los que pueden pagar gustosos en pesos cuc el cover y consumo

MIAMI, 31 DE AGOSTO DE 2012, NHR.com—Ha llamado la atención en la redacción de NHR.com el anuncio-protesta de una presentación en Miami de Baby Lores. Se nos dice que estará en el escenario del Cabaret Aché, sito en la Calle 8 esquina a la Avenida 36, frente al popular Versailles Restaurant.

Lo que incomoda del tal “Baby” es un tatuaje muy bien hecho que con la cara del tirano Fidel Castro luce en su antebrazo izquierdo. Esto, por supuesto es lo suficiente, no para incomodar a unos cuantos, sino para ponerle un alto a la presencia de este artista ante la comunidad de Miami, menos aún dentro de la Pequeña Habana, la zona de la ciudad donde el exilio cubano dio sus primeros pasos al arribar a estas tierras, huyendo de la tiranía de esa grotesca figura que Baby Lores exhibe, destacándola usando una camiseta sin mangas, como para que se vea de todos modos.

La nota llegó a NHR.com acompañada de la foto artística que imaginamos sea parte de algún panfleto de propaganda, aunque no especifica lugar ni fecha de presentación.

Además, también los remitentes incluyeron una copia de la carta que le han dirigido al alcalde de Miami, Tomás Regalado, solicitando su intervención para impedir la presencia de Lores en esta ciudad. En la carta se pregunta si los judíos permitirían queentre ellos se paseara alguien con un tatuaje de la cara de Adolfo Hitler.

En NHR.com le estamos prestando atención al aviso para obtener mayores datos sobre la llegada de Lores a Miami y las posibles presentaciones que podría tener en su agenda.

Por ahora solo tenemos algunas notas procedentes de La Habana que lo califican como “la más reciente muestra del triunfo del dinero sobre el socialismo a lo cubano en sus postrimerías”. El joven reguetonero, según se nos ha hecho saber, “acostumbra cobrar 100 pesos cuc a cada persona que asiste a sus conciertos, como por ejemplo el que montó en el Salón Rojo del Hotel Capri”.

Se comenta que “los que aplauden y bailan con Baby Lores e Insurrecto son actores, músicos, deportistas, pintores. También jineteras y sus maduros acompañantes, ‘macetas’ e hijos de papá. Todos con dinero suficiente para pagar gustosos el cover y consumir adentro”. Y finaliza el comentario: “En La Habana de los sucesores, que dice no renunciar a la igualdad, pero sí al igualitarismo, retorcerse en el Salón Rojo con el reguetón de Baby Lores es una muestra de sólido estatus social”.