• La lista de cómplices podría llegar hasta Nueva York
MIAMI, 6 DE AGOSTO DE 2012, NHR.com—Este fin de semana fue noticia el despido de la directora ejecutiva de la clínica del Centro Comunitario de Miami Beach, acusada de robar más de 7 millones de dólares en dinero de los contribuyentes.
De acuerdo con lo que se ha informado sobre el caso, Kathryn Abbate manejaba el Centro de Salud como si fuera su negocio particular y mientras tanto se embolsillaba miles de dólares mensualmente.
NHR.com salió en busca de más detalles sobre el delito que se le imputa a Abbate, y según nuestras Fuentes, el escandaloso caso tiene ramificaciones que podrían llegar hasta la ciudad de Nueva York, donde podrían encontrarse a los cómplices de esta astuta enfermera que llegó a ser designada para dirigir el Centro.
Por lo pronto la oficina de la fiscalía federal se encuentra realizando una investigación, según hemos podido conocer.
Los investigadores quisieran saber por qué la compañía que realizaba las auditoría externa no se dio cuenta del robo, y por lo tanto, estarían interesados en hablar con los que tenían a su cargo la auditoría para la compañía de contabilidad en Nueva York.
De acuerdo con los miembros de la junta de directores del centro de salud, desde el año 2008 Kathryn Abbate desvió para su uso personal unos 7 millones de dólares, dinero que era para suministrar cuidado de salud a las personas necesitadas.
Otros que podrían considerarse cómplices de Abbate aquí, en Miami, son Diego Martínez, quien cobró miles de dólares para Abbate, así como los empleados obligados a renunciar: Stanley De Hart, jefe financiero, y la directora de la oficina de Recursos Humanos Angie Águila.
El pasado mes de mayo algunos miembros de la junta descubrieron el desfalco y fue entonces que se dieron cuenta que había acabado de cambiar un cheque por varios miles de dólares, lo que no pudo explicar. Entonces miembros de la junta contrataron auditores y abogados especializados para que encontraran la verdad.
En la investigación se encuentran trabajando el departamento de seguridad del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Washington, así como la fiscalía federal de Miami.
Abbate, según fuentes dentro del Centro, realizaba los cambios que le fuera necesario para sus fechorías, entre ellas las de rechazar compañías serias por otras que empleaban a personal de su confianza en otros estados y que podrían también ser implicados en el robo millonario.