MIAMI 2 DE ABRIL DE 2019,—La administración de Donald Trump está reasignando a cientos de agentes fronterizos para abordar lo que es evidente, una crisis migratoria, maniobra que de inmediato tendrá efectos sobre el flujo de comercio y tránsito legal cotidiano y que podría culminar en los cierres parciales y hasta completos de su frontera con México que el presidente amenaza ocurra esta semana y, a la vez, ordenó la ampliación de su programa unilateral de deportar al país a cientos de centroamericanos que solicitan asilo.
La secretaria de Seguridad Interna, Kirstjen Nielsen, anunció en un comunicado que la crisis en la frontera está empeorando, y el Departamento de Seguridad Interna hará todo lo que esté bajo su poder para ponerle punto final. Por lo tanto se informó que hasta 2 mil inspectores fronterizos que actualmente se encargan de revisar comercio y vehículos en puertos de entrada en la frontera, podrían ser reasignados temporalmente para dedicarse a contener la oleada de familias centroamericanas que buscan ingresar a territorio estadunidense.
Por ahora, unos 750 agentes ya iniciaron el traslado para realizar esa tarea y los efectos han sido inmediatos al generar demoras en El Paso y otros puntos tanto para personas que cruzan de manera rutinaria como para los transportistas comerciales.
Algunos funcionarios mexicanos comentaron a medios locales que esperan que esta situación se agrave en los próximos días, mientras alcaldes y empresarios de ese país expresaron su temor de los efectos económicos severos e inmediatos para la zona fronteriza si Trump cumple su amenaza de cierres parciales o totales.
A escala nacional, la Cámara de Comercio de Estados Unidos afirmó que un cierre de la frontera provocará una debacle económica sin mitigación, ya que afectaría lo que calcula un comercio diario entre ambos países de 1.7 mil millones de dólares.
La secretaria Nielsen giró órdenes a sus agentes de Protección Fronteriza para que de manera inmediata incrementen las deportaciones de varios cientos de centroamericanos por día a México mientras se resuelven sus solicitudes de asilo, ya que esos procesos pueden durar meses y hasta años.
Las instrucciones son parte del esfuerzo del régimen de Trump para desalentar la llegada de solicitantes, en su gran mayoría centroamericanos, bajo la política unilateral conocida como el Protocolo de Protección Migrante, pero también referido como Permanezca en México, convirtiendo al territorio nacional en sala de espera para las autoridades migratorias estadunidenses.