DETECTAN A MAS DE 200 MUJERES EMBARAZADAS DENTRO DE LA CARAVANA

MIAMI 24 DE JUNIO DE 2019, —Las mujeres corresponden a las caravanas que han entrado a México en los últimos cuatro meses, tiempo en el que ya han nacido más de una decena de bebés, todos ellos, explicó el Jefe de la Jurisdicción Sanitaria de Tapachula, ahora serán “mexicanos de madre extranjera”.

Las autoridades mexicanas detectaron a más de 200 mujeres embarazadas entre los migrantes que entraron en los últimos cuatro meses a México por la frontera sur, que ha sido sellada este fin de semana por la Guardia Nacional.

“Hemos detectado más de 200 embarazadas, muchas siguieron su tránsito, otras por la edad de gestaciones no pudieron y fueron atendidas en el hospital general”, aseguró a la agencia Efe el jefe de la jurisdicción sanitaria de Tapachula, Chiapas, Gabriel Ocampo González.

En este plazo de tiempo, más de una decena de bebés ya han nacido, todos ellos “mexicanos de madre extranjera”, explicó Ocampo al aludir a la legislación que reconoce como mexicano a toda persona nacida en su territorio.

Ocampo explicó que entre las mujeres embarazadas que se han quedado en la frontera sur de México se encuentran ciudadanas de Haití, de Guatemala, de Honduras y también del Congo, aunque dijo no tener un censo completo de los casos.

El jefe sanitario precisó que por tener hijos nacidos en México, los padres tienen el derecho a obtener la ciudadanía, lo cual supone una regularización de su estatus migratorio en el país.

Las autoridades de salud de Chiapas y los centros de refugio en la zona llevan un control de las mujeres embarazadas y de la finalización de su gestación y el nacimiento de los bebés, los cuales se atienden, en su mayoría, en el hospital general de Tapachula.

Las mujeres embarazadas y los nuevos padres están alojados en refugios como el de «Jesús el buen pastor» que atiende Olga Sánchez Martínez, y el denominado “Siglo XXI”, una instalación temporal en la zona de la Feria Mesoamericana. De los ocho albergues de Tapachula, el único donde se pudo constatar la situación de los infantes y de los nuevos padres, fue en el refugio de “Jesús el Buen Pastor”.

En un espacio sobrepoblado con más de 700 personas, sobresale la presencia de 250 niños y 260 mujeres, el resto de los ocupantes son varones de entre 20 y 50 años de edad.

Este albergue ha acogido a decenas de mujeres embarazadas, afirma su fundadora, el caso más reciente es de la joven hondureña Clarisa Wenster, de 20 años, quien acaba de tener a su bebé y obtuvo la nacionalidad mexicana, sin embargo cuenta qué tan difícil fue su peregrinar.

“Fue difícil, pase hambre, sed, cansancio, la gente es inhumana, 17 días estuve en el hospital porque mi niña fue prematura”, relató Clarisa. Su esposo, el hondureño Carlos Zúñiga, contó a Efe que él y Clarisa se sienten ‘atados de manos y pies’ ya que no pueden salir a trabajar. Señala que si bien ahora se les facilitan las cosas para tener una residencia por la nacionalidad de su pequeña niña, ellos todavía tienen que pagar el costo de los requisitos que pide el Instituto Nacional de Migración de México para darles sus papeles.

“Estamos sobreviviendo con lo que nos da el albergue, colaboramos aquí, no podemos salir porque la migra nos detiene, y eso me da miedo, miedo a perder a mi familia si me detienen y deportan”, aseguró.

Como esta pareja, otras mujeres cuyos hijos han nacido estos meses en México, todavía enfrentan el estigma de ser ilegales hasta que no completen el procedimiento, además de que hay nuevos padres que optaron por seguir su camino a la frontera norte.

Muchos de los haitianos, salvadoreños, hondureños que han vivido por meses de manera ilegal tramitan ahora su residencia temporal o refugio en México. Para ello deben someterse a un proceso donde lo primero es permanecer en el área y luego buscar un trabajo que les permita justificar su estadía.

En tanto, la Guardia Nacional se ha desplegado por todos los municipios mexicanos a lo largo de la frontera con Guatemala, lo que ya se ha comenzado a notar en la disminución del flujo migratorio que México pretende frenar para evitar que Estados Unidos le imponga aranceles a sus productos.

En las márgenes del río Usumacinta, frontera natural entre México y Guatemala, ha bajado considerablemente la llegada de migrantes y sólo se pueden ver grupos esporádicos que intentan cruzar de cualquier manera.

En los puntos de revisión establecidos por el Instituto Nacional de Migración, los trámites son lentos y sólo se permite la entrada de extranjeros con documentos que acrediten su estancia.