MIAMI, 12 DE FEBRERO DE 2011, nhr.com—La oficina de la fiscalía y detectives de la policía de Miami, continúan esta mañana monitoreando el suceso que ocurriera la noche del jueves en North Miami Avenue y la calle 76, donde un oficial de la policía de Miami disparara su arma de reglamento, dando muerte a un joven de la raza negra e hiriendo al primo de éste.
Travis McNeil es el séptimo civil muerto por la policía en los últimos 9 meses. Hasta el momento ninguno de los casos ha quedado esclarecido.
Este hecho se suma a otros que crean escepticismo entre la población. Los errores garrafales de quien dirige el cuerpo policiaco de Miami, Miguel Expósito, sin lugar a dudas crea un sentimiento de duda entre la población cada vez que ocurre un incidente grave como este en el cual están involucrados dos jóvenes afroamericanos. A estas alturas, la fiscalía y la Jefatura del Departamento de Policía de Miami siguen discutiendo sobre dónde están los documentos y evidencias que respalden los casos que han venido llamando la atención por parte de ese departamento.
En el pasado hemos dicho que la cesantía del jefe de la policía es necesaria; que se debe investigar la corrupción administrativa dentro de ese Departamento. No puede transcurrir más tiempo sin que salgan a la luz pública lo que hay detrás de encubrimientos a alto nivel, la desaparición de reportes, las órdenes de no dar información de un caso determinando, etc.
Expósito debe renunciar, pero a los agentes hay que respetarlos y apoyarlos. Los policías que están en la calle, que cada día se juegan la vida, merecen el apoyo de la ciudadanía, sobretodo el grupo de la unidad contra las pandillas juveniles, que lucha diariamente por acabar este mal de la sociedad.
El oficial Ricardo Goyo es uno de ésos. Lleva 5 años en el Departamento de Policía, de esos, 2 en la Unidad contra las pandillas. La noche del incidente, solo él y los dos sospechosos saben lo que ocurrió, por qué tuvo que disparar. Uno de ellos murió, el otro, Kareem Williams, es un testigo que aún está con vida; él podrá testificar, pero seguro que el joven policía se vio en una situación dramática y disparó, entendiendo que era su vida la que estaba en peligro. Todos hemos sido testigo de lo que le ocurrió a los dos agentes del Metro el pasado mes, en la calle hay muchos delincuentes que no tienen el menor reparo en acabar con la vida de cualquier oficial para seguir con sus crímenes.
Por otra parte existe la preocupación de la comunidad negra. Sus líderes piden una investigación federal, pero ¿será ésa la solución al problema? No lo es, creemos que la situación es más compleja; tiene que ver con la educación, la familia, la falta de un padre en la vida de muchos de estos jóvenes pandilleros. Desafortunadamente esto no se podrá solucionar, haya o no una investigación federal, pero sí se puede y se debe mejorar buscando la atención debida para prevenir y ponerle fin al mal de la delincuencia que atenta contra la seguridad de la comunidad en general.
Lo que sí debemos tener presente es que a nuestros policías tenemos que respetarlos y hay que apoyarlos. Su imagen está siendo ensombrecida por la actitud rebelde e indisciplinada asumida por su jefe Expósito; un grave mal que hay que extirpar.