MIAMI 14 DE ENERO DE 2019,— Al rebasar un mes del arribo de la caravana migrante a Tijuana el 10 de noviembre, la desilusión es el sentimiento generalizado entre sus integrantes, según reportan periódicos de México esta mañana.
Más aún, la caravana se ha diluido y comienza a convertirse en uno más de los grupos de migrantes que llegan a la ciudad fronteriza, como los haitianos en el 2016, los desplazados de Michoacán y Guerrero en el 2017 o los deportados que lo han hecho por miles todos los meses durante los últimos ocho años.
Las preguntas que flotaban en el aire el 12 de octubre, cuando se organizó la caravana en San Pedro Sula, Honduras, y el 19 de ese mes, cuando cruzó la frontera México-Guatemala, eran: ¿Se trata de un movimiento espontáneo?, o ¿se trata de una marcha organizada con móviles políticos?
La caravana es espontanea en la medida en que el perfil socioeconómico y lugares de origen de sus miembros son similares a los migrantes que transitan por nuestro país para intentar un sueño americano. Según la encuesta que realizó El Colegio de la Frontera Norte (El Colef), los miembros de la caravana son abrumadoramente del Triángulo del Norte centroamericano: 82% hondureños, 9.6% guatemaltecos y 7.3% salvadoreños. Menos de 2% son de otras latitudes. El 76.9% eran hombres, 23.2% mujeres.
El grueso era joven. La mitad tienen entre 18 y 29 años. De escolaridad baja; 65% de hombres y mujeres solo tenía seis años o menos. (Encuesta a 1,037 migrantes, 22 de noviembre, Unidad Deportiva Benito Juárez, Tijuana). Como en otras ocasiones, las caravanas migrantes son organizadas inicialmente por grupos y líderes específicos.
En esta ocasión había activistas políticos en Honduras que deseaban mandar un mensaje al Presidente Orlando Hernández –el pueblo está huyendo despavorido de la pobreza y de la violencia. Pueblo Sin Fronteras, Organización No Gubernamental basada en Chicago con tintes radicales pro defensa de los derechos de los migrantes, apareció una vez más para guiar a la caravana.
En esta ocasión, y gracias a las redes sociales, no fueron cientos de participantes como suele ocurrir con las caravanas, sino poco más de 7 mil.
También destaca que la propia caravana en su tránsito tuvo ciertos tintes de autogobierno. Por ejemplo, se prohibió que los varones bebieran en las noches y no dejaran dormir.
Al aproximarse a la frontera con Estados Unidos apareció un grupo importante de abogados estadunidenses empeñados en asesorar a los migrantes. Unos de buen corazón; otros con fines ambiguos.