MIAMI NOVIEMBRE 29 DE 2021, nhr.com—De todos es conocido que la caída en picado de la popularidad de Joe Biden, especialmente entre los independientes, refleja un creciente juicio entre los votantes de que Joe Biden no es el hombre por el que pensaban que habían votado.
Y parte de este descontento colectivo de los votantes con el inquilino de la Casa Blanca es culpa de la propia prensa izquierdista que lo protegen, por no darle información real sobre la publicación de una serie de historias condenatorias sobre el entonces candidato Biden, basadas en material sobre la computadora portátil abandonada de su hijo Hunter.
Ahora esos votantes están decepcionados por las constantes equivocaciones del inútil de Joe “10%” Biden.
Un ejemplo fehaciente es que hace más de un año desde que Facebook y Twitter se confabularon con los medios de comunicación amigos de los demócratas para censurar una historia que reflejaba mal a su candidato preferido a menos de tres semanas de las elecciones de 2020.
El CEO de Twitter, Jack Dorsey, admitió alegremente después de las elecciones que bloquear la cuenta de periódicos como el The New York Post durante dos semanas sobre la base de un delito de “piratería” inexistente fue un “error” de ellos.
Por esto es la importancia de la computadora portátil de Hunter Biden y por qué se niega la prensa corrupta izquierdista a publicar la realidad de la corrupta familia Biden.
Los mezquinos vicios secretos de un hijo lleno de privilegio político son un fondo inadecuado para los monumentales acuerdos de petróleo y gas en los que Hunter se mezcló en todo el mundo, un tipo desconocedor de esos temas y un drogadicto que se mueve a través de campos minados geopolíticos, con el Servicio Secreto a cuestas, por ser hijo de Joe Biden.
Los encuentros de Hunter con oligarcas están documentados con vívidos detalles en su computadora portátil y nos lleva desde la villa de playa de un multimillonario en Acapulco hasta los desolados campos petroleros de Kazajstán, desde una competencia de judo en Budapest con Vladimir Putin hasta una cena en Beijing con Xi Jinping.
Un magnate chino cocina la cena de Hunter en su nuevo Penthouse valuado en 50 millones de dólares, un oligarca ucraniano lo lleva a su cabaña de pesca en Noruega. Hermosas prostitutas rusas y traficantes de drogas son visitas constantes al hijo de Biden.
El negocio de la familia Biden está documentado con detalles sorprendentes en la computadora dejada olvidada por Hunter. Durante nueve años, de 2010 a 2019, la computadora portátil ensombrece la vida de Joe como el vicepresidente trotamundos de la administración Obama, el senador de Delaware que se convertiría en líder del mundo libre.
Gran parte de los informes durante el año pasado han sido aceptados silenciosamente como precisos, e incluso fueron admitidos por Hunter en sus memorias de adicción de 2021. La Casa Blanca confirmó ese informe cuando admitió a un verificador de hechos del Washington Post que el entonces vicepresidente Biden asistió a una cena a la que asistieron los socios comerciales de Hunter de Ucrania, Rusia y Kazajstán el 16 de abril de 2015, en una habitación privada en el Café Milano en Washington, DC. Sí, Joe fue a la cena, admitió la Casa Blanca, pero solo brevemente, y no con ningún propósito nefasto, por supuesto. Pero la prensa corrupta nada ha dicho de esto.