MIAMI 9 DE NOVIEMBRE DE 2018, nhr.com—Los miles de participantes en la caravana de inmigrante ilegales que se encuentran en territorio mexicano, esperaban el regreso de la comitiva que la tarde de ayer marchó desde el campamento, ubicado en la Ciudad Deportiva de la Magdalena, hasta la sede de la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ONU-DH), en México, para pedir que les dotara de autobuses para viajar más seguros por el norte del país.
Al llegar la marcha, encabezada por los representantes de los 18 departamentos de Honduras, así como los de otras naciones que se han sumado, una comisión se reunió con funcionarios de la ONU-DH, entre ellos Jorge Nava, oficial de derechos humanos de México.
La respuesta del organismo multilateral fue negativa. No está en sus atribuciones, dijo una fuente del mismo al diario La Jornada.
Y como si tuvieran derechos a exigir, los inmigrantes pusieron un ultimátum: Si no había respuesta positiva dos horas después del encuentro, exigirán el retiro de las instancias de la ONU instaladas en el campamento. Basta de asistencialistas y de que se tomen la foto con nosotros. Queremos respuestas verdaderamente humanitarias.
Ahora hoy los inmigrantes vuelven al camino, hoy viernes, a las cinco de la madrugada, retomarán la marcha hacia el norte. Dejarán el albergue que por cinco días los acogió en Ciudad de México. La desesperación por avanzar se impuso frente a los argumentos de quienes planteaban esperar a conseguir transporte. La meta es Estados Unidos y no podían aguardar más.
Así lo decidieron ayer durante la asamblea nocturna que realizaron en el estadio Jesús Martínez Palillo, donde se resguardaron varios días para recuperar fuerzas, esas que se desgastaron tras recorrer los más de mil 600 kilómetros que separan a San Pedro Sula, Honduras desde donde salieron el pasado 12 de octubre a Ciudad de México.
Su siguiente escala será Querétaro y su destino final, antes de pisar territorio estadunidense, Tijuana, de acuerdo con la administración Trump, en la frontera los estarán esperando 15 miembros del ejército además de la guardia nacional, el Border Patrol y agentes de ICE.
En el albergue, miles de personas esperaban el regreso de la comitiva para conocer si había algún acuerdo. Esperanzados, todos confiaban en una respuesta favorable. Cuando los emisarios regresaron, el estadio entero estalló en júbilo, aun sin conocer la posición de la ONU. Sí se pudo, sí se pudo, gritaron, al tiempo que muchos lazaban vasos, agua o lo que pudieran. Celebraban como si un equipo acabara de ganar la Copa del Mundo.
Al conocer que no había suerte, volvió la tensión. Un grupo, representado por el periodista y activista Milton Benítez, insistía en la necesidad de esperar por los autobuses para dejar la capital del país y así, tener la oportunidad de que este viernes una nueva comitiva tuviera una reunión con el equipo del presidente electo, Andrés Manuel López Obrador. Pero la respuesta fue arrolladora: Vámonos, vámonos.
Entonces, una voz sobre la tarima tomó el micrófono y enfatizó: Con o sin buses, nos vamos. El júbilo volvió, las banderas de Honduras y México aparecieron para fundirse en una. Salimos como una familia y vamos a llegar a Tijuana como una familia. La decisión estaba tomada. Este viernes dejarían la capital.
En caso de no haber autobuses esta madrugada, partirán a pie. En la caseta, empezarán a pedir aventones para los que mujeres, niños y discapacitados tendrán prioridad. Si hay hombres viajando con su familia serán los siguientes en la lista, al final los hombres que viajan solos
Los organizadores, advirtieron que las consecuencias de posibles violaciones a sus derechos recaerán en el organismo multilateral de la ONU y en las autoridades mexicanas.