• No se puede limitar la identidad porque se escogió el camino del exilio, escribe la periodista
MIAMI, 9 DE AGOSTO DE 2011, nhr.com—“Algunos partieron en busca de sus sueños; muchos levantaron anclas tras el amor alejado por océanos y continentes; no pocos porque les esperaban seres queridos, entrañables, tanto como para dejar hogar y país detrás; otros, por cosas del destino, simples decisiones que se toman en momentos determinados de la vida, eligieron residir en parajes diferentes a los que le vieron nacer”.
Con estas palabras inicia un extraño artículo aparecido en el periódico pinareño Guerrillero y escrito por la periodista Mayra García Cardentey.
El largo artículo trata sobre la reconciliación entre los cubanos del exilio y los de Cuba diciendo en una parte del artículo que:
“En la Isla, durante décadas no era bien visto el ser emigrado, situación cambiante en la actualidad, cuando se define la decisión más por factores económicos y familiares, especialmente en los jóvenes.
Con el objetivo de mostrar otra imagen del emigrado, Guerrillero conversó con 15 jóvenes pinareños de diferentes sexos y razas, con un rango de edad entre 22 y 30 años, que decidieron residir de forma temporal o permanente en países como Italia, Chile, Canadá, Ecuador, España, México y Estados Unidos.”
Y una de las entrevistadas llamada Cristina le dijo a la periodista:
“Vivir lejos de Cuba es una tristeza permanente. Aunque poseo todas las comodidades materiales, me hubiera gustado tenerlas al lado de mi familia, en mi país, comenta Cristina. Un auto BMW y una casa con jacuzzi no da felicidad, aunque tengo un marido que me ama y lo amo, y dos niños que son mi vida, y que ahora pertenecen a otro país y no a Cuba”.
Y otra esta se nombra Karla:
“Quizás por ser joven a veces se piensa que no es difícil, dice Karla, pero cuando ha pasado el tiempo, se siente una paranoia que te da deseos de regresar, solo que ya te has adaptado a otra vida, aunque no del todo”.
La periodista Mayra García señala casi al final de su artículo:
”Ser cubano no admite fronteras físicas ni psicológicas. Amar a Cuba, tenerla como Patria no necesita de un espacio geográfico. El hogar, la nación se lleva con uno, aun cuando no se esté en ella. Prueba de esto, son nuestros entrevistados”.
Son cubanos cuando les enseñan a sus hijos a hablar español, cuando les muestran las tradiciones de su país, cuando realizan ese eterno periplo de regreso de vez en vez. Son cubanos, y mucho, cuando sienten de cerca la nación y desean el encuentro.
El artículo lo termina la periodista pinareña con la declaración de un exiliado llamado Carlos:
No se puede limitar la identidad porque se han escogido caminos diferentes y se ama a Cuba desde variadas maneras… y desde todos los rincones del mundo. Lo resume Carlos… “nadie me puede quitar a Cuba, Cuba es mi vida. Yo soy Cuba. Cuba soy yo”.