• Mucho de los niños llegan a Miami, Nueva York o los Ángeles en busca de sus familiares, otros están desaparecidos
MIAMI 16 DE JUNIO DE 2014, nhr.com– El drama de los hondureños que cada año abandonan el país, en su mayoría para buscar entrar a EE.UU., se ha agudizado en los últimos años por los miles de niños indocumentados que están viajando solos hacia esa nación en busca de su familia o de un trabajo o huyendo de la violencia.
Algunos de los niños emulan a sus padres, quienes se fueron primero en busca de trabajo al país del norte, donde según fuentes oficiales viven más de un millón de hondureños, entre residentes legales e indocumentados.
Los hondureños que residen en el exterior envían anualmente unos 3,000 millones de dólares, que representan alrededor del 25 % del producto interno bruto (PIB) de este país centroamericano, uno de los más pobres del continente.
Los niños migrantes hondureños se suman a otros miles de guatemaltecos y salvadoreños que, solos o a través de redes de tráfico de personas, abandonan todos los años sus países con la idea de llegar a Estados Unidos.
Muchos de los menores hondureños deportados, por vía terrestre o aérea, alegan que se fueron a buscar a sus padres o por la violencia que vive su país, que a diario deja un promedio de 15 muertes, según registros de la Secretaría de Seguridad, aunque el Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras maneja una cifra de 20 diarias.
Una madre soltera que trabaja en un tienda de ropa en un centro comercial de Tegucigalpa relató que su hijo, menor de 18 años, se fue no en busca de un familiar, sino de trabajo para ayudarle a ella, pero que ahora está angustiada porque no sabe nada de él.
Lo último que supo de su hijo fue que estaba “cerca de Sonora”, en el norte de México, “donde lo dejó un “pollero” (traficante de personas) que le prometió dejarlo en la frontera con Estados Unidos, pero le mintió”.
La misma mujer, que prefirió omitir su nombre y el de su hijo, expreso que le angustia no saber si su hijo “está vivo o muerto”, porque después de que publicó un mensaje a través de redes sociales, “aparecieron dos polleros” comunicándose con ella para pedirle 3.500 dólares y diciéndole que “está vivo en la frontera”.
Los “polleros” han dejado de llamarle, según relató la angustiada madre, desde que les dijo que “tenía el dinero”, pero que si no le ponían a su hijo “al teléfono para escucharlo y confirmar que está vivo, no hay trato”.
La madre ha solicitado ayuda en la cancillería hondureña, donde han comenzado a hacer gestiones a través de consulados del país centroamericano en México y Estados Unidos para ver si es posible localizar al menor.
El tema de niños centroamericanos migrantes que están llegando en cantidades masivas a EE.UU. provocó la reacción del presidente hondureño, Juan Orlando Hernández, quien el viernes dijo en Washington que “son desplazados de guerra”.
Agregó que Estados Unidos “tiene que hacer más” para afrontar las causas de la violencia del narcotráfico, que lleva a los menores a huir de su país.
“Si hiciéramos un esfuerzo en conjunto realmente efectivo, no estarían viniendo los niños en las cantidades que están viniendo”, dijo Hernández en un encuentro con periodistas durante su visita de dos días a Washington.
“Son desplazados de guerra y yo creo que EE.UU. tiene que hacer más”, añadió.
Honduras también considera que existe la posibilidad de que EE.UU. deporte a algunos de los niños centroamericanos y advirtió de que tiene “serias dudas” de que ello respete las normas establecidas en tratados internacionales.
La ley estadounidense prohíbe deportar a los niños inmigrantes justo después de su llegada al país en caso de que su nación de origen no comparta una frontera con EE.UU…
Pero, según expertos, todo migrante que llega a EE.UU. sin autorización recibe un “aviso de comparecencia” que le pone en un proceso de deportación.
El embajador de Honduras en Washington, Jorge Milla Reyes, afirmó a los periodistas que distintas autoridades de EE.UU. les han comunicado que “se va a continuar con el proceso de deportación” de inmigrantes indocumentados, aunque sin mencionar “específicamente a los niños”.
La migración de niños hondureños, salvadoreños y guatemaltecos es de vieja data, pero en los últimos años se han disparado las cifras de menores que se aventuran a viajar solos.
La pobreza, la desintegración familiar, el desempleo y la violencia, entre otros factores, obligan a muchos menores a irse de su país, según organismos humanitarios en Tegucigalpa.
En lo que va de 2014, más de 5.000 hondureños, varios de ellos menores de edad, han sido deportados por vía aérea de Estados Unidos, a los que se suman otro tanto similar por tierra, desde México.
El territorio mexicano es el de mayor riesgo para los migrantes, que son víctimas de atropellos de los traficantes de personas y de accidentes en trenes.