Teatro peligroso el de Joe Carollo

• Su excentricidad no tiene límites, pero de ahí no pasa

MIAMI, 17 DE OCTUBRE DEL 2013, NHR.com—Los hechos acontecidos en la ciudad de Doral han sido tratados como gran noticia por la prensa local en general. Diarios, la radio y la televisión se han disputado llegar primero al Ayuntamiento, lanzar la primicia sobre el espectáculo que ha tenido como estrella a un conocido sembrador de discordias con alma de inquisidor: Joe Carollo.

En NHR.com hemos reservado para esta oportunidad un estilo diferente para tratar ese caso.

No se esperaba para el martes, pero sucedió. Al anunciarse que a las seis de la tarde comenzaría la acción en el Ayuntamiento de Doral, todos creían que  la municipalidad temblaría: el flamante administrador Joe Carollo asi lo había anunciado. “He alertado a las autoridades federales sobre las actividades de Boria en Doral”, había dicho Carollo,  añadiendo que lo denunciaría en la sesión programada para el final de ese día. También aseguró que no cedería “bajo la presión”, y prometió revelar información detonante contra el alcalde”.

Prometía ser una noche estremecedora. “Ya Boria había pensado acuartelar a la policía esta noche”, nos dijo un cubano en una tertulia en la Esquina del Lechón.

Otro aseguró que el alcalde debía de haber solicitado a la Guardia Nacional estar en alerta, como protección del “exterminador” Joe Carollo. Sin embargo, conocíamos al “Crazy Joe”; habla mucho pero a la hora de la verdad, nada.

Los episodios de Doral invitan a traer a colación un poco de historia que bien recuerdan muchos en el sur de la Florida.

Carollo, en su historial político, ha tenido muchas disputas, pero quizás una de las más célebres fue con uno de los hombres más influyentes en Miami en la época de los 70, 80 y 90: Jorge Mas Canosa, presidente y fundador de la Fundación Nacional Cubanoamericana (FNCA).

Corría el año 1986 y Mas Canosa, compartía su vida entre su empresa Church & Tower y la FNCA. Entonces, Joe Carollo era comisionado de la ciudad de Miami y siguiendo su costumbre de juzgar y condenar a su manera a todo el que no le agrade, la arremetió contra el hombre fuerte de la Fundación, diciendo que Jorge Mas Canosa, -una figura admirada desde por Ronald Reagan hasta Jeane Kirkpatrick, en el gobierno de Estados Unidos, y poderoso en el mundo político de Miami- usaba la causa cubana para enriquecerse y obtener contratos del condado y la ciudad para su empresa Church & Tower.

Esas declaraciones encendieron las ondas radiales de Miami. Jorge Mas Canosa era acusado por uno de los comisionados de Miami.

En Radio Mambí, en el programa de Armando Pérez Roura, Mas Canosa le contestó a Carollo. “Voy a demostrarle a los cubanos que eres un payaso y un cobarde”, le dijo Mas Canosa. “La intimidación en Miami ha terminado, porque usted ha encontrado a un hombre con una H mayúscula, una H muy grande”.

Carollo se quedo atónito, pero luego jocosamente declaró que “me retó a un duelo con espada o armas”. El duelo nunca se llevó a cabo, “Carollo se arratonó”, nos dijo una persona muy cercana a los preparativos de aquel duelo que se llevaría a cabo en El Salvador porque en los Everglades,  donde originalmente se había planeado, no se podía hacer.

De acuerdo con testigos que NHR.com pudo interrogar, Jorge Mas Canosa usando sus influencias y con los “padrinos” de ambos, había logrado que se usara la base de la Fuerza Aérea de El Salvador en Ilopango, para celebrar allí el duelo.

Todo quedó acordado, el día señalado, y ese día Mas Canosa y sus padrinos estaban presente en la Base de Ilopango, pero Carollo se quedó en Miami.

Pero el entonces comisionado Carollo, para no quedar como miedoso, declaró que Mas Canos tenía una magnum 357 y había ido tan lejos como para hacer arreglos con funcionarios salvadoreños de la fuerzas armadas para que lo ajusticiaran allí con el arma de Mas Canosa y aparecer como que éste había sido el vencedor. Registro de la Florida indicaban que nunca tuvo un magnun 357 ni licencia para portar armas.

Esta anécdota es muestra suficiente de la personalidad de Joe Carollo.