MIAMI 16 DE DICIEMBRE DE 2015, nhr.com– Los candidatos republicanos se enfrentaron en el último debate del 2015 y todos siguen en la lucha para determinar cuál de ellos debe ser el nominado. El tema de la noche se centraba en la política exterior y la seguridad nacional.
El resultado fue una sucesión de enfrentamientos en los que Rubio atacó a Cruz, Bush atacó a Trump, Fiorina a Hillary Clinton y Paul después de disparar contra Trump, Kasich y Cruz dijo que Christie era el candidato al que votar para aquellos que quisieran la tercera guerra mundial.
Presionados por los números de las encuestas, cada candidato llegaba al debate con su propia agenda. Sin embargo, la principal pelea de la noche, la que debía haber enfrentado a Cruz con Trump no se produjo. Ni siquiera a instancias del presentador que intentó enfrentarlos al recordar un reciente intercambio de declaraciones entre ellos. Trump se acercó a Cruz, situado a poca distancia de él, le dio unas palmadas en la espalda, ambos sonrieron y dijo que no, que Cruz es un buen tipo. Fue uno de los pocos momentos distendidos de la noche, en la que abundaron los tensos, especialmente uno en el que Bush y Trump se enzarzaron y del que Bush salió muy mal parado y Trump visiblemente irritado hizo un esfuerzo para contenerse.
Y en medio de la tensión, los ataques y los cruces de acusaciones, estaba Ben Carson. Tranquilo, mesurado en sus opiniones y recurriendo a las metáforas para explicar sus posiciones, mezclando la suavidad en el habla con la promesa de firmeza a la hora de aniquilar a los enemigos del país.
Hubo pocos puntos de desacuerdo en los substancial. Los candidatos coinciden en la necesidad de reforzar el ejército, modificar las leyes que sean necesarias para facilitar la tarea de los servicios de inteligencia, acabar con ISIS de manera expeditiva y con la herencia que Obama y de Hillary Clinton dejan en política exterior.
Quizá el momento más importante del debate, por la repercusión que puede tener en el resto de la campaña, fue cuando se le preguntó a Trump sobre su posible candidatura como independiente y este contestó que no se producirá. Una posibilidad con la que había especulado y que había usado en ocasiones como palo y en ocasiones como zanahoria con el partido republicano y que finalmente ha descartado.
Es difícil declarar ganadores y perdedores en un debate tan acalorado como este. Probablemente Jeb Bush es el que más ha perdido. Sus ataques a Trump resultaron en derrota y su campaña no da signos de recuperarse. En los próximos días las encuestas dirán si Cruz sigue a la par con Trump y si los intentos de Rubio de ganar terreno han servido de algo. Para los demás, es difícil pensar en el impacto que sus intervenciones hoy tendrán en la carrera presidencial. A pesar de compartir escenario, la distancia entre algunos candidatos es ya de 30 puntos. Quizá esta haya sido la última vez que comparten escenario. Iowa está cada vez más cerca.